Callarlo. Negarlo. Amarrarlo y Gritarlo al mismo tiempo. Que sería lo lógico en todo esto. Parece aun nada tener retorno de lo que expreso. Como si el frio monasterio de la parquedad inundara la distancia de indiferencias. Y se encargara de emitir una vez y otra vez. Este no es el momento.
Como se hace pensar en lo que debo pensar. Evitando decir y sentir lo impensable, loco y poco cierto. Develar lo que llevo por dentro. Y que no es diferente al aliento de tu ausencia y presencia al mismo tiempo. Y aun estando en este lugar, donde todo parece estar dispuesto. Lo único que está lejos. Recorre tu voz y la mía al ver lo desolado del suspiro que aguarda escuchar el argumento que lo consuele.
Podría aun seguir corriendo. O tan solo dejárselo al tiempo. Sin embargo ninguno de los dos trajo tu aliento. Ni encontró la respuesta al vacío que deja tu vos. En esa indiferencia que acumula la distancia en el mismo instante que pregunto y me pregunto el sentido que esconde provocada en el desnudo de la mía.
Como puedo explicarlo sabiendo de Vos sin poder escuchar tu vos. Y aun así amarla y no poder justificarla. Y con este aliento desarmado en letras. En una sola línea. Aguardo poder acariciar el tuyo. En el único silencio cierto. Latiendo al sonido perfecto. Siendo el de ambos al mismo tiempo.
...Por Andrea Fabiana Marqués Vilardo.