En la moral. Lo correcto e incorrecto se disputan la existencia del humano entre el bien y el mal. Mientras tanto su corazón se canso de escuchar como se habla de si con palabras huecas que se asfixian en si mismas. Tratando de justificar lo que no existe como tal. Jugando en el tablero sin saber jugar. Con leyes y reglas que aun no recuerda cuando se atrevió a crear.
Las piezas caen. Y el tan solo puede observar ; sin embargo cree haber sido derrotado por el único enemigo que cambia de rostro con cada actitud. No lo reconoce, aun lo ve como un extraño. Aun se despierta cada mañana pensando como derrotarlo, o quizás, vistiendo los ropajes en nombre de la victima. Que mas da; uno y otro es igual en la guerra del mortal, ambos intentan perder o ganar escapando a su propia verdad.
Fue vencido y se venció, y esta vez. Su rostro cae al vacio que alberga el centro del tablero donde reposa la conciencia aguardando se la escuche sin criticar. Ya no predice lo bueno o lo malo, tan solo se atreve a observar. Agoto el sudor y las lagrimas pensando que era verdad. Salió de su capullo con el aliento necesario que permite respirar, y estando de pie, se atrevió a recordar quien dio forma a cada pieza en este juego. Fue el mortal que nació de lo inmortal. El mismo; llamado con mil nombres por el mismo hombre..
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