Acaso percibo lo que sienten sus pupilas en el vuelo del sueño en la noche o es el ojo del águila nocturna que ve la forma que
trasciende la forma. En mis entrañas, existe el aullido feroz del Nahual que acompaña el inicio. Transforma mi rostro del acecho al vuelo. Reconoce el comienzo en
el fuego de mi vientre y su voz se relame con cada exhalación que corre por mis venas, las dejo salir. Me fusiono en unión en el mismo silencio del vacío. Ya no es necesario regresar para continuar. Solo es necesario retomar mi vuelo en
el soplo que emite mi propia voz.
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