Cada letra un suspiro. Cada avance un
gemido. Cada palabra una creación. La línea de puntos que las une es como el
aliento que emana la pasión con el corazón. El agua les tiñe de color celestial.
El dedo de dios es el lápiz del destino. Y los tuyos son para mí el pincel que
humedece mi caudal con la misma intensidad. Te llevas mi aliento en cada
palabra que dibujas en mi ceno y al diccionario de mis vuelos divinos lo define
tu cuerpo al navegar en el mío. No existen pinceles fuera de tiempo. Ni aromas que no pertenezcan al mar que
cobija nuestro encuentro. Tus idas y venidas resuenan en la danza carnal de
nuestros cuerpos. Tu silencio. El vacío que atrae mi suspiro. Donde se abre el volcán
que recibe de tu océano el caudal. Más enciendes con tu agua sedienta de placer
llamas que enarbolan el tiempo del gozo pleno del amor. Y aunque me ames en
silencio suspiro tu excitación.
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